El periodista ndagó en las preocupaciones, objetivos y desafíos de trabajadores de prensa para concretar un libro que dice que nadie le pidió pero que asevera haber terminado "a puro deseo".
Carlos Ulanovsky asegura que “en cada periodista anida un cholulo” y que, además de la curiosidad, “esa es una buena condición” para ejercer un oficio que lo reunió con 35 periodistas jóvenes para reflexionar acerca de las condiciones, transformaciones y conflictos que atraviesan hoy esa profesión y que quedaron plasmadas en su último libro “En otras palabras“.
A lo largo de dos años, el periodista y escritor, que actualmente colabora en Tiempo Argentino y El cohete a la Luna, indagó en las preocupaciones, objetivos y desafíos de trabajadores de prensa como Noelia Barral Grigera, Diego Igal, Juan Pablo Mansilla, Emilse Pizarro y Javier Sinay para concretar un libro que dice que nadie le pidió pero que asevera haber terminado “a puro deseo”.
– ¿Cómo se conformó esta selección de 35 periodistas?
– En una de las preguntas les pedía mencionar colegas contemporáneos con trabajos dignos de ser resaltados y llegaron a mencionar a 300. El libro podría tener 335 entrevistados y nadie lo hubiera publicado, así que llegué a 35. A algunos los conocía pero a la mayoría los conocí en las entrevistas. Eran periodistas cuyos laburos me habían parecido interesantes. Partí de una hipótesis personal que es el que periodismo argentino atraviesa un momento de muy baja creatividad. Se las fui a plantear a ellos porque tal vez ya no tenía ganas de seguir desarrollándola.
– Ante esa hipótesis, la mayoría plantea el tema de la precarización.
– Si, me pareció importante plantear el tema de la precarización en un ámbito en el que los empresarios se hacen los giles y además donde hubo algunos muy inescrupulosos. La bajada del libro es “entre la grieta y la precarización” y todos pasaron por encima de la grieta; en cambio le dan una enorme importancia a la precarización. Se trata de trabajadores que tienen una cierta trayectoria, un nombre, tienen hasta cinco o seis laburos y no pueden vivir con eso.
– Otra característica que comparten es que ninguno cree que sea posible la objetividad.
– Por suerte. Son pibes y pibas que se dieron cuenta que no son la empresa en la que trabajan. Eso a nosotros nos costó mucho más entenderlo. Ellos tienen muy claro que en este momento la pelea es entre lo analógico y lo digital, que lo analógico es lo único que sigue dando un poquito de guita. Lo digital es fabuloso pero todavía no le encontraron la sustentabilidad. En el medio quedan ellos en esa palabra de actualidad que es convergencia, donde también perdieron porque tienen que salir a hacer notas, sacar la fotografía, editarla, subirla a la red.
– Les preguntás cómo definirían al periodismo. ¿Cómo lo definirías vos?
– Es la manera de mostrar lo evidente, lo que uno tiene frente los ojos, no es una ciencia exacta. Es un ejercicio de curiosidad para poner en la vidriera lo evidente.
– Sos de una generación para la que el oficio se construía en la práctica y a su vez sos uno de los fundadores de TEA. ¿Qué aportó la posibilidad de estudiarlo?
– Creo que estudiar les sirvió a todos estos periodistas para ponerse en contacto con el oficio o para escuchar a un tipo que vino a dar una clase. También los avispó para conseguir laburo, como ocurrió con una enorme mayoría. Algunos cuestionaban los tres años de carrera, ante lo que explicábamos que para obtener título oficial había que ponerle una duración como tienen, por ejemplo, las tecnicaturas pero la formación de un periodista es para toda la vida. El que entendió eso consiguió el objetivo. Tengo más de 50 años de laburo y el músculo de la escritura súper desarrollado pero en cada nota aprendo algo nuevo.
– Muchos señalan que las redes sociales cambiaron la variable de tiempo en el oficio.
– No tengo autoridad moral para hablar de eso porque no estoy en ninguna red social. Siento que no lo necesito. Sin duda el periodismo cambió con las redes sociales y va a seguir cambiando. Nosotros teníamos un cierre por día, ahora hay 24 cierres por día y además se inventó eso de “noticia en desarrollo”. En algún momento el periodismo va a ser digital. ¿Quién hubiera dicho hace 10, 12 años que los principales diarios el mundo iban a tener una sección llamada “Los tuits de ayer”? La tienen el Washington Post, el New York Times. El Twitter pasó a ser una fuente informativa, no solo de uso de periodistas.
– ¿Cuál es el mayor desafío a la hora de ejercer periodismo hoy?
– Volver a las fuentes. Así como en los 90 los periodistas tocaron el techo de prestigio, en algún momento el hecho de creerse más que los jueces se volvió en contra. El periodismo consiste en buscar una información, trabajarla, sistematizarla, transmitirla con la mayor veracidad posible sin operaciones y después esperar que la gente te lea, te escuche. Ahora vemos cosas increíbles, gente que hace operaciones judiciales, otros que participan de una manera obscena del poder. Esta es la generación de los que tienen que decir desde dónde hablan y eso me parece útil. Grietas hay siempre.